Hacer una película sobre unos paletos sureños que trafican con alcohol en la época de la ley seca, liderados por uno de los actores que más presencia tienen en los últimos años, Tom Hardy (Warrior, Origen o The Dark Knight Rises), y que te quede algo insulso y olvidable...
Podría hablar de lo anodino de la dirección, de lo poco interesante que convierten la historia, o preguntarme públicamente por qué el director se olvida de que tiene un personaje interpretado por Gary Oldman después de sacarlo en dos mini escenas.
Pero no quiero entretenerme demasiado con esta reseña.
Lo que tengo que decir y mi opinión se resume en:
Guy Pierce, quieres molar pero no lo consigues.
Shia Lebouf, no llegarás a molar en tu vida.
Tom Hardy, molas por defecto.
Mi nota totalmente personal: 6/10
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