martes, 30 de julio de 2013

Trance (2013) - Danny Boyle

Normalmente siempre tengo varios motivos para ver una película. Actores/actrices y directores suelen ser los más comunes, no por ese orden, y alguna que otra vez también indago en ver quien hace el guión.

En este caso sentía cierta curiosidad por ver que había dirigido Danny Boyle, aunque reconozco que no soy demasiado fan de este caballero, me gustan Trainspotting y Slumdog Millionaire, el resto de las que he visto, ni fu ni fa.

Aparte de esta curiosidad, y saliendo la poderosa Rosario Dawson, decidí, sin tener la más mínima idea de lo que iba la trama ni haber leído o escuchado nada al respecto, acercarme a ver que me proponía el cineasta de Manchester.

La historia trata sobre un hombre que trabaja en una subasta de arte en la que un día hay un robo. Saltándose la norma "no seas un héroe", que tiene la empresa, Simon (James McAvoy) acaba por llevarse un golpe en la cabeza que lo lleva a tener una leve amnesia. El problema viene cuando Simon, que estaba compinchado con los ladrones, liderados por Franck, (Vincent Cassel) no recuerda donde guardó el cuadro, ya que les tendió alguna clase de trampa, y estos deciden que vaya a ver a una hipnotista para descubrir su paradero.

La película va de más a menos. Tenemos un principio bastante prometedor, que puede llegar a atraparte, sobre todo a partir de la segunda aparición de Rosario Dawson y la consiguiente primera escena que comparte con Vincent Cassel. A partir de aquí tenemos un sin fin de complicaciones para el trío protagonista, una trama enrevesada que acaba siendo un mar de giros y giros de guión que intentan sorprender al espectador, mezclado con partes oníricas debido a la hipnosis y partes reales que finalmente convierten a una película que podría haber sido medianamente interesante en un soporífero film.

En este caso en concreto sí tuviera que echarle la culpa a alguien del resultado final señalaría con el dedo a su director, quien se empeña en llevar hasta el extremo su estilo de videoclip. Imágenes que se entremezclan con un música muy machacona, que no deja de ser un truco de efecto para disimular que realmente no tiene demasiada idea de dirigir algo más convencional, ya que la tensión o el misterio que debería transmitirte la película no son tales debido al nulo conocimiento de puesta en escena que posee el sr. Boyle.

Su estilo no negaré que le puede venir muy bien a películas como las que he citado anteriormente, o incluso a 127 horas, que sin ser una maravilla, sí que te entretenía lo suficiente. Pero este guión, que no deja de ser un thriller de atracos, te pide una dirección más clásica, y eso no todo el mundo lo sabe hacer.

Aunque para ser justos, no toda la culpa se la lleva el realizador. Está claro que la premisa puede ser más o menos interesante, pero el guión no es más que una versión descafeinada y algo pretenciosa de lo que Christopher Nolan nos ha enseñado infinitamente mejor en Origen o en su opera prima, Following.

Beber de fuentes ajenas no es malo, la misma Origen lo hacía, pero la diferencia es el modo en el que se lleva a la pantalla la propuesta que tienes.

Normalmente suelo destacar o hablar por separado de los actores que protagonizan los filmes que reseño, pero en este caso lo haré de forma conjunta. Ninguno de los tres tiene ningún momento remarcable (a excepción del desnudo completo de Rosario Dawson) siendo unas actuaciones correctas sin más. No puedo decir nada bueno, pero tampoco malo.

Un film que podría haber dado mucho más pero que parece empeñarse en su tramo final en desesperar al público. Una película que con el tiempo será recordada como "aquella en la que se le ve el parrús a Rosario Dawson".

Mi nota personal: 4.7/10

viernes, 26 de julio de 2013

Lobezno Inmortal (The Wolverine, 2013) - James Mangold

Aunque 2009 pueda parecer cercano, mucho ha llovido desde el estreno de la primera incursión
cinematográfica en solitario del mutante de las garras.

En taquilla no llegó a ser un desastre, salvando por poco los muebles, pero la calidad de la cinta era vox populi. X-Men Orígenes: Lobezno era y es un desastre. Una película realmente mala que todos queríamos olvidar.

Pese a todo, enseguida se confirmó que habrían más películas de Lobezno, pero como era de suponer, obviando totalmente la anterior.

Hugh Jackman, un tipo muy listo, y mejor actor de lo que su filmografía dice, vio que ese no era el camino y contactó con su amigo Darren Aronofsky, con quien ya había coincidido en La Fuente de la vida, para que diera su toque totalmente personal a una franquicia que estaba agonizando. Guste más o menos, hay que reconocer que otra cosa no, pero personalidad tiene para dar y tomar el director de Requiem por un sueño, El Luchador o Cisne Negro.

Finalmente no cuajó la idea de abandonar las raíces súper heroicas y convertirlo todo en una película sobre el tormento de un hombre cuasi inmortal, donde no iba a salir ningún otro personaje con súper poderes. El proyecto se quedó en standby hasta encontrar un nuevo nombre que poner en la silla del director.

El "reinicio" de 2011 X-Men: Primera Generación, volvió a dar alas al proyecto, contratando a James Mangold, (Copland, El tren de las 3:10). Este cogió los conceptos que le interesaban del anterior guión y metió algo más de acción veraniega y algunos personajes relevantes que rodean la historia de Lobezno con una fina base de la archiconocida primera historia en solitario en las viñetas del mutante canadiense, Lobezno: Honor de Chris Claremont y Frank Miller.

Han pasado varios años desde los eventos de X-Men: La Decisión Final, los cuales han terminado por traumatizar al mutante quien ha decidido abandonarlo todo y vagar por sus tierras de origen, Canadá. Ya no quiere ser un hombre de violencia, y simplemente se dedica a sobrevivir, algo que hace demasiado bien y empieza a estar harto de seguir haciendo.

Un día, una joven oriental, Yukio, encuentra a Logan y le habla sobre un anciano moribundo de nombre Harada que lo anda buscando desde que le salvara la vida en Japón en la segunda guerra mundial. Este está muriendo y quiere despedirse de quien fuera su salvador.

Finalmente Lobezno accede a acudir a la cita. Un viaje cordial que se irá transformando en una trama de intrigas y traiciones tanto políticas como familiares, donde sin pretenderlo acabará siendo el protector de la nieta de Harada, Mariko, con el plus de sin saber muy bien el porqué, Lobezno ha perdido su factor curativo, algo que lejos de frenarlo, hará que lo llene incluso de más ira.

Para empezar esta vez sí que vemos una historia de Lobezno en solitario y no otra película más de X-Men con otros personajes como era la otra. Lejos de seguir los tópicos del cine prefabricado y de fácil consumo que hace décadas que Fox hace, esto es una muestra de que ha habido un mimo especial y muchas ganas de hacerlo bien.

Sin prisa pero sin pausa, vamos empatizando con un personaje que ya conocemos, pero esta vez sí que nos está importando su trauma personal.

Una vez en Japón es donde la historia se complica, y aunque el espectador en un momento dado más o menos a sabrá que o quien ha hecho vulnerable a Lobezno, esto no es motivo para no disfrutar de como poquito a poco la trama se va desenredando de una forma muy solvente, con escenas de acción muy bien insertadas, dando respiro y tomandose su tiempo para incluir la siguiente.

Espectaculares las escenas en el tren bala o la lucha garras contra katana que Lobezno tiene en el principio del tramo final. En este sentido decir que la forma de luchar de Logan está fielmente reflejada, fiera, salvaje y siempre en linea recta.

En otro orden de cosas, aunque hay un protagonismo absoluto del personaje interpretado por Hugh Jackman, los secundarios que van apareciendo están muy bien acoplados en la historia, teniendo sus momentos de lucimiento personal. Destacando sobre todos al trío femenino, Yukio (Rila Fukushima), Mariko (Tao Okamoto) y Víbora (Svetlana Khodchenkova). Recordemos que pese al carácter solitario del personaje, en los tebeos, siempre ha estado rodeado de féminas, tanto pupilas a quienes cuidar, romances truncados e infinidad de villanas.

Las tres actrices están más que correctas, la debutante Rila Fukushima dota de un gran carisma sus apariciones y demuestra ser una excelente artista marcial, Tao Okamoto posee bastante presencia y queda muy bien en pantalla. Y por fin vemos a una chica mala que es mala, que no tiene un misterioso motivo para hacer el mal, o que ella es mala por las circunstancias... NO, Víbora es mala, fin.

En cuanto a los actores secundarios masculinos, todos ellos cumplen con la sobriedad oriental que sus respectivos roles merecen, sin sobresalir ninguno sobre otro.

Y como no, Hugh Jackman. ¿Qué puedo decir sobre Hugh Jackman como Lobezno que no se haya dicho? A mi parecer, salvando el detalle de la diferencia de altura, Jackman hace años que consiguió una simbiosis perfecta con el personaje al igual que antaño lo hiciera Christopher Reeve o hace poco ha hecho Robert Downey Jr.

Él es el Lobezno cinematográfico, ha hecho suyo el personaje y lo ha dotado de un carisma tan especial que nadie queremos que deje de interpretarlo, y él está encantado también de seguir en el juego mutante por muchos años.

Ya terminando, decir que es una digna cinta de acción muy clásica, bien rodada, sin demasiadas complicaciones, grandes dosis de entretenimiento y pese a tener unos minutos finales que puedan ser algo caóticos, en mi opinión no mancha el resultado final, siendo una gran película del genero súper heroico.

Mi nota totalmente personal: 8.5/10

domingo, 7 de julio de 2013

Star Trek: en la oscuridad (Star Trek into Darkness, 2013) - J. J. Abrams

Reconozco que jamás fui demasiado Trekkie. En los 90 vi de pasada las películas del Capitán Picard (porque las alquiló mi padre) más que nada por cultura popular conocía multiples detalles, conceptos y personajes.

Así que mi visionado de la anterior película de la franquicia fue totalmente un descubrimiento para mi (huelga decir que como película de ciencia ficción me pareció más que fantástica).

Tras esto, el año pasado me envalentoné y decidí indagar en el universo Star Trek viendo los films de la tripulación del Capitán Kirk. Sigo sin ser un Trekkie, pero como amante de la ciencia ficción, pues algunas entregas están bien y otras no lo están tanto.

Varios eran los elementos que hacían indicar que si el reboot/secuela/precuela/universo alternativo de 2009 te había encandilado, esta continuación directa no podía fallar.

Así ha sido. No tengo más que buenas palabras al buen hacer de J. J. Abrams y su equipo que han conseguido algo harto difícil, contentar tanto a fans clásicos como a nuevos espectadores (siempre y cuando sientas un interés mínimo por el Sci-fi).

Abrams es un director muy clásico, criado en la década de los 80, donde la fantasía, la aventura y la acción mayores logros ha tenido. Él sigue siendo ese chiqueto enamorado de la ciencia ficción que ha conseguido que le dejen los mejores juguetes para que pueda rodar lo que él quiera, de la forma que desea hacerlo. Aparte de eso, ha tenido la buena idea de llamar a amigos que también sienten la misma o más pasión por todo esto para que pueden jugar con él.

La película empieza de una forma más que genial. Asistimos a una misión ya empezada, con una carrera vertiginosa por parte de algunos miembros de la tripulación de la Enterprise por finalizar su cometido sin violar la 1ª directriz (no interferir directamente en el desarrollo tecnológico ni cultural del planeta visitado). Esta escena que pudiera parecer que no tiene relación con el resto de la cinta, es una forma de homenajear no sólo a la serie original, si no también a clásicos del celuloide como Indiana Jones o James Bond.

Dejando esta escena aparte, la película sigue su desarrollo con un ritmo trepidante pero no alocado. La trama no deja de avanzar, y no deja de ser curioso que una historia donde basa la mayor parte de su metraje con personajes dentro de una nave se haga tan entretenida y disfrutable. Contando con toques muy camp, pero estando rodada al fin y al cabo como una película ochentera.

Esto se debe sin lugar a dudas a la buen manejo de la cámara de Abrams, un director que pese a estar basando su carrera en la añoranza de una época más mágica que juega con la memoria y la nostalgia del fandom. J. J. es muy buen realizador, sabe como dirigir acción, sabe como mantener la tensión en el publico y sobre todo sabe emocionar, porque Star Trek: en la oscuridad es ante todo emoción.

Pero no sólo de Abrams vive la franquicia, puesto que gran parte del acierto en su conjunto es del guión. Escrito por Roberto Orci, Alex Kurtzman (quienes aparte de firmar la anterior película, fueron creadores y guionistas de las mejores etapas de la serie de ciencia ficción, Fringe) y Damon Lindelof (guionista, creador y showrunner de Lost).

Entre los puntos fuertes que ya he comentado, este libreto realiza la ardua tarea de actualizar los clásicos personajes creados en los 60 por Gene Roddenberry sin perder la personalidad que siempre los ha caracterizado a lo largo de sus apariciones tanto televisivas como fílmicas, manteniendo un historia coral donde ninguno de los personajes te sobra y todos tienen su momento de gloria.

Como no, destaco también los apartados técnicos del film. El diseño de producción es una maravilla, así como la increíble edición de sonido a cargo de Ben Burtt, conocido por su trabajo en la trilogía original de Star Wars. Y por supuesto al grandísimo Michael Giacchino, alumno aventajado de la escuela de John Williams, que ha creado una banda sonora para el recuerdo que sin ninguna duda me atrevo a decir que es gran parte de lo que hace que esta película sea tan emocionante.

Para finalizar  hablaré sobre los actores. Destacando por encima de todos a Benedict Cumberbatch (Sherlock), quien hace uno de los mejores villanos de los últimos tiempos. Siguiendole muy de cerca, para mi estaría Karl Urban, quien demuestra que aparte de un excelente hombre de acción, es un buen actor. En una segunda liga metería a Chris Pine y Zachary Quinto, quienes a pesar de tener la difícil tarea de emular a los personajes más famosos de la saga, son capaces de mantener el tipo dándoles un toque personal a sus actuaciones para no imitar del todo a Shatner y Nimoy respectivamente.

Luego tenemos a John Cho, Zoe Saldana, Anton Yelchin, Alice Eve y Peter Weller (RoboCop) quienes están en su linea, dandole la replica a los anteriormente citados a la perfección y otorgando mucha presencia en pantalla, sobre todo Weller.

Por último, Simon Pegg, quien a pesar de hacer de Simon Pegg, sí te gusta su personaje, como es mi caso, disfrutaras con todas y cada una de sus apariciones.

En definitiva, de lo mejor del año.

Mi nota totalmente personal: 9.3/10

viernes, 5 de julio de 2013

After Earth (2013) - M. Night Shyamalan

Después de mucho tiempo sin dar señales de vida, regreso a Microcine para comentar un nuevo título alejado de mi caspa habitual. Alguien se preguntará "¿por qué?", y la respuesta es "porque alguien tiene que hacerlo".

Se trata de "After Earth", la más reciente creación de M. Night Shyamalan y la familia Smith.

Desde luego, después de una mierda película tan incomprendida como "Airbender, el último guerrero" (2010), el director indio iba a tener serias dificultades para poder relanzar su carrera con algo de dignidad. Su filmografía está plagada de quiero-y-no-puedos y, aunque se embarca siempre en proyectos personales, interesantes y con múltiples posibilidades, sus ínfulas de artista innovador (cosa que se es, o no se es; no se pretende) suelen acabar tirando por tierra el global de sus largometrajes.

En esta ocasión, sus inquietudes expresivas parecen haber quedado un tanto relegadas en beneficio de la ciencia ficción de aventuras pura y dura, que en este 2013 está volviendo a coger alas con títulos como "Oblivion", "Pacific Rim", "Elysium", y las franquicias de "Riddick", "El Hombre de Acero" o "Star Trek: En la oscuridad", por citar algunos.

"After Earth" nos cuenta la historia de Kitai Raige (Jaden Smith), hijo del Primer Comandante del cuerpo de Rangers, Cypher Raige (Will Smith), y aspirante a formar parte del cuerpo con la intención de encontrar en su padre algo de orgullo, respeto y cariño. A esto hay que sumar la presión que siente el muchacho por ser el hijo de toda una leyenda, ya que el Comandante Raige fue el primer Ranger capaz de lograr la "fantasmación". Esta técnica consiste en anular por completo el miedo, haciéndose así invisible para una mortífera raza de alienígenas (los Ursa) que, siendo ciegos, detectan a los humanos por las feromonas que lanzan al aire en momentos de terror.

Tras una fuerte discusión paterno-filial, Faia Raige (Sophie Okonedo), madre y esposa, sugiere a su marido que intente ser una figura paternal menos estricta, más cercana al joven Kitai, puesto que, al pasar tanto tiempo fuera de casa, apenas se conocen. A raíz de esto, el comandante decide llevarse a su hijo con él fuera de Nova Prime (planeta en el que la humanidad encontró refugio mil años atrás, cuando los desastres naturales les obligaron a abandonar la Tierra), a la que será su última misión de formación, previa a su jubilación.

Durante el viaje, una tormenta de asteroides y algunas complicaciones obligan a la tripulación a realizar un aterrizaje de emergencia en un planeta inhóspito; aterrizaje que acaba con la nave partida en dos y con los Raige como únicos supervivientes. Con el comandante impedido a causa del accidente, es Kitai quien deberá emprender en solitario un peligroso viaje a contrarreloj para alcanzar la baliza de salvamento (que se encuentra a 100 km de distancia, en la mitad trasera del transporte) y realizar una llamada de rescate. Como única ayuda, contará con la guía de su padre por videoconferencia. Formando un peculiar equipo, padre e hijo se enfrentarán a los peligros de un planeta que no es otro que la Tierra, y en el que, además, los Raige tendrán que afrontar un oscuro trauma del pasado.

A priori nos encontramos ante una película con los elementos suficientes como para funcionar y convertirse en todo un taquillazo. Y lo cierto es que funciona. Shyamalan realiza una correcta labor dentro del cine de entretenimiento, contándonos una historia con buen ritmo, y visualmente atractiva y creíble (si bien es cierto que, a estas alturas, los efectos especiales no deberían ser determinantes en la calidad final de una superproducción).

No obstante, como he comentado más arriba, parece inevitable que este hombre acabe creyéndose más artista de lo que es. Cuando el reloj marcaba exactamente la hora y diez minutos de metraje, el de Pondicherry nos endosó un par de escenitas que me hicieron taparme la cara de vergüenza. Por suerte, soy capaz de reponerme pronto de estas cosas, y no suelo tirar a la basura un largometraje por culpa de unos pocos minutos de horror. El final, aunque predecible (como casi todo el guión), consiguió volver al tono que la cinta reclamaba, y no al que el director nos quiso, por momentos, enchufar.

Con dolor en mi corazón, debo admitir que el mayor punto flaco de "After Earth" es su pareja protagonista. Pocas veces he visto tan mal en pantalla al señor Smith, quien probablemente sea uno de los personajes más carismáticos de la industria audiovisual de los últimos 20 años. Interpretar a un experto militar disciplinado, eternamente serio y carente de miedo (y, prácticamente, de sentimientos) no es nada fácil, y menos si has fundamentado tu carrera en conectar con el público de buen rollo. En cuanto a su hijo Jaden, y declarándome abiertamente fan de "The Karate Kid" (2010), creo que nadie puede esperar de él una actuación de Oscar (ojalá algún día me sorprenda, pero...).

Esto hace que una película que intenta abordar temas como el paso de la infancia a la vida adulta, la responsabilidad, el origen y poder del miedo, o el rencor que descargamos en otros cuando no podemos encajar nuestras propias derrotas, acabe siendo un festival de muecas esperpénticas que provocan la risa (verídico y comprobado) del espectador.

Sin ser una mala película, con buenos actores al frente hubiera funcionado mucho mejor. De hecho, en algunas escenas me vino a la mente un Christian Bale como comandante que hubiera bordado los momentos más complicados del personaje. En cuanto a jóvenes promesas, aunque no tengo ningún firme candidato, considero que se puede exigir mucho más de una generación que nos ha dado a Chloë Moretz (entre otros). Pensándolo bien, y si no me equivoco, también hay Rangers femeninas...

En conclusión, una cinta que alcanza el notable por redondeo; disfrutable, correcta y bien intencionada en el entorno palomitero, pero que podría haber sido algo más si, por un momento, alguien hubiera pensado un poco menos en dinero. 

Pero luego el indio dirá que no la hemos entendido.


Calificación: 6,8/10