lunes, 5 de mayo de 2014

Afternoon Delight (2013) - Jill Soloway

Domingo por la tarde, sin ganas de ver nada demasiado complejo ni nada que excediera de hora y media de duración. "Afternoon Delight"... 95 minutos. Me vale.

Afternoon Delight es una de estas películas que no sabes muy bien como definirlas. Tendrías que estar pensando incluso en que genero, aparte del cine indie norteamericano, poder ponerla. Es una película que o te aburre soberanamente o, sí entras en el juego, te atrapa hasta el final.

En el reparto tenemos caras conocidas dentro del panorama de las series de TV americanas que se emiten hoy día.

Kathryn Hahn, interpreta a Rachel, una mujer aburrida de su matrimonio, de la rutina, de su hijo y de la vida en general y que lleva cerca de 6 meses sin relaciones con su marido, Jeff (Josh Radnor). 

Rachel tras hablar con una amiga del tema, decide que ella y su marido irán a un bar de strippers para ponerse ambos a tono. El conflicto viene cuando días después de este evento, Rachel se encuentra a McKenna (Juno Temple) la chica que le hizo un Lap Dance y tras quedar regularmente con ella, finalmente Rachel le ofrece su casa, para que la joven stripper pueda organizar su vida.

El problema reside en que Rachel no sabe muy bien porque ha hecho esto, si quiere ayudar a McKenna a dejar la prostitución y los strip-teases, simplemente tener una amistad distinta al grupo de madres con quien suele reunirse o incluso acercarse a mundo distinto a todo lo que conoce.

La película no es un drama demasiado intimista o pesimista pero tampoco una comedia ligera. Pese a todo sin ser una mezcla de ambos términos sí que va intercalando muy bien escenas en las que sacar una sonrisa, sobre todo por los diálogos del personaje principal y la vis cómica que posee la actriz Kathryn Hahn, con otras escenas que consiguen ser bastante sórdidas y otras que pueden llegar a transmitir la desesperación de Rachel, quien es la que realmente no está cómoda con su vida.

En este sentido la directora debutante, Jill Soloway, además de guionista, sabe mezclar los ingredientes que ha seleccionado, dotando a la película de muy buen ritmo. Las conversaciones de los personajes son las que habitualmente van haciendo avanzar el metraje. Pero no esperéis un film  plagado de diálogos pesados ni monólogos sobre lo horrible de la sociedad actual. Jill Soloway no pretende adoctrinar a nadie, ni mostrarnos una bonita moraleja para hacernos sentir mejor. Simplemente te muestra la historia que desea contar de una forma muy coherente, dotando a los personajes, tanto principales como secundarios de un final que entona muy bien con los hechos que han ido ocurriendo.

En cuanto a los actores, todos están en su sitio, no sólo cumplidores, si no un poco por encima de lo que suelo ver de ellos.

No es una película para todos los públicos, pero si te suelen gustar este tipo de historias, no tienes ningún problema con los interpretes, y sabes como funciona este tipo de cine, verás algo distinto a lo que nos tiene acostumbrado el panorama cinematográfico actual.

Mi nota totalmente personal: 7.8/10