miércoles, 26 de diciembre de 2012

Chopping Mall (1986) - Jim Wynorski

Otro cartel que no tiene nada que ver,
pero que añade considerable molaridad.
Como sé que lo estabais deseando... ¡vuelvo a la carga con más pelis de mierda!

Espero que esta entrada sea algo más corta que la de mi debut, pero es que cuando arranco me vuelvo loca y no sé cuándo parar.

Para hoy os traigo toda una joya del slasher ochentero, que en esta ocasión sustituye el manido psycho-killer por unos robotines la mar de majos, mezcla de Cortocircuito y Alpha 5, con un poquito de KITT (por lo cabrones; se les ve en los ojos).

Se trata de "Chopping Mall", que destila genialidad ya desde su mismo título. Es la segunda película de su director, Jim Wynorski, quien más adelante se encargaría de las geniales (comillas, comillas) "Deathstalker II", "Not Of This Earth" (con Traci Lords) o "El Regreso de la Cosa del Pantano". Ahí es nada.

Y la verdad es que, para ser la segunda... Se nota.

De entrada nos topamos con toda una lección de metacine, ya que el inicio es una película dentro de la misma película: una proyección de ficción enseña a los posibles compradores, empresarios de un centro comercial, las bondades y utilidades de estos genuinos enseres robóticos. 

Aquí los tenéis. Acero inoxidable como el de antes, hecho pa' durar.

En esta introducción, que cuenta con la impagable colaboración de los inseparables Paul Bartel y Mary Woronov (y si no, mirad sus caras al final del trailer, muy indicativas de lo que vais a ver), nos explican que los droides, controlados por un superordenador, están hechos no para matar, sino simplemente reducir a posibles malhechores. LOS-COJONES. Claro, en el vídeo queda muy bien, pero que alguien me explique entonces por qué tienen unos láseres capaces de reventar cabezas (que, por lo que sea, en la demostración no utilizan).

¿Mirando revistas guarras en el curro? Vas a morir.

Mención especial para el sistema de puertas blindadas con inquebrantable cierre hermético que deja atrapados en el interior a cuanto delincuente se atreva a violar las instalaciones, una vez identificados e incapacitados por los robots. Que yo, desde mi más completa ignorancia, digo... ¿NO SERÍA MÁS FÁCIL CERRARLAS AL CHAPAR?

En fin... Lo jodido es que les convencen.

Grupo estereotípico de jóvenes a punto de ser follados masacrados follados.

Las primeras muertes no se hacen esperar. Después de unos títulos de crédito en los que se refleja el día a día para nada exagerado, y exento por completo de clichés norteamericanos, de dicho centro comercial (más parecido al de "Punky Brewster" que al de "Dawn Of The Dead"), se nos presenta en aproximadamente 7 minutos a los 8 jóvenes con papeletas para el matarile cibertrónico. 

Tres parejas copulando sin cortarse JUSTO DETRÁS,
y ellos viendo una peli de cangrejos gigantes de los '50. Y se asustan.

¡Ah! Y le sobra tiempo al director para mostrarnos con insistencia la pedazo de tormenta que está cayendo. Y una lluvia... Y unos rayos... Y una lluvia... Y unos rayos...

Con lo que no contaban es con su astucia que uno de esos rayos fundiría los plomos o whatever del superordenador, con lo que los robots pasan automáticamente del modo "Aturdir" al "FUCKIN' KILL'EM ALL!".

¡¡¡TA-DAAAA!!! No preguntéis cómo ha abierto las puertas.

Desde luego, es mala pata que, justo esa noche, Suzie, interpretada por la scream queen Barbara Crampton ("Re-Animator", "Re-Sonator (From Beyond)", "Castle Freak"), decida montar una fiesta con sus compañeros y amigos dentro del recinto, una vez se hayan ido todos.

Como decía hace algunos párrafos, 9 minutos y medio tarda en caer el primero, que no es uno de los muchachos, sino de los vigilantes que deben comprobar que todo vaya bien en "el cuarto de máquinas". Claro, normal que si están muertos ni den la alarma ni nada. Cómo saben los trastos esos, oye...

Enseñó los pechos. Y fumaba.

Y así da comienzo el festival del humor de los personajillos mecánicos. Lo mismo te matan jugando al "1, 2, 3, pollito inglés", que te dan las gracias y un "have a nice day" por colaborar en tu propia muerte. Demuestran ser, incluso, discípulos del gran Houdini, al hacer desaparecer los cadáveres sin dejar ni rastro, u ocultándose ellos mismos de manera inexplicable para dar una mayor carga de tensión al conjunto de la obra. ¡Bravo!

Nasíos pa matà.

Como buena pieza del género, cumple también las normas que tan bien conocemos todos ya. A saber: 

- Si eres un mascachapas, mueres.
- Si eres gilipollas (condición compatible, no excluyente, con la anterior), mueres. 
- Si eres una calientapollas, mueres.
- Si intentas ser el héroe, mueres.
- Si todos corren y tú no sólo eres el último, sino que encima te giras... ¿Te lo explico?

Se conoce que la chica no vio peligro en las ráfagas de láser descontroladas.

En contra tiene cosas como el grupo de conserjes que se encuentran en el edificio y que no se enteran de la fiesta (ni parece que les importe una mierda nada, incluso aunque uno de ellos muera), o momentos como el de "¡¿Por qué salisteis de los conductos de ventilación?! ¡Estabais seguras!" (cuando, en realidad, sólo tendrían que volver a meterse, pero parece que no se les ocurre...).

A favor, puntazos como que la tienda de deportes (y armería) se llame Peckinpah's, o la mejor cabeza explosiva desde "Scanners" (perteneciente a Suzee Slater, chica que al año siguiente mejoraría muchísimo su curriculum al compartir cama, y nuevamente pechos, con James Belushi en "C.I.A.: Operación Especial").

Definición gráfica de "ideas de bombero". Ya veréis, ya...

Está llena de despropósitos, y seguramente tenga uno de los finales menos emocionantes de la historia del cine de terror (tensión CERO; es que ni por equivocación) pero, por todo lo citado anteriormente (y mucho más que me reservo para vuestra sorpresa), creo que puede ser muy disfrutable. 

De hecho, voy a parar, que cuanto más la revisito más le subo la nota, y me niego a darle un notable a esta bazofia.


Ca(spa)lificación: 5,6/10



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