miércoles, 14 de agosto de 2013

Cruce de caminos (The Place Beyond the Pines, 2012) - Derek Cianfrance

Con cerca de un año de retraso y varias fechas de estreno aplazadas en españa, llega la esperada, al menos para mi, siguiente película del tándem Gosling-Cianfrance, quienes ya coincidieron en la cruda historia de amor y excelente film Blue Valantine (pese a ser de 2010 se estrenó en nuestro país hace escasos meses).

En las redes, tras los primeros trailers, injustamente se ha llamado a esta cinta "Drive con motos", un sobrenombre que no podría ser más erróneo, ya que las únicas similitudes que puedo encontrar son que Ryan Gosling en un momento dado trabaja en un taller reparando motores y que este es bueno en la conducción, en este caso conduciendo una moto.

Lo primero que me ha sorprendido del film ha sido ver que se trata de una historia que está dividida en tres historias muy diferenciadas, incluso con protagonistas distintos en cada una de ellas.

De una forma curiosa el protagonismo se va cediendo de un personaje a otro con transiciones bastante bien realizadas, sin ser abruptas y en ambas ocasiones con un simple movimiento de cámara al encontrarse un personaje con el siguiente, de una forma muy fluida.

Empezamos la película viendo al extremo personaje que interpreta Ryan Gosling, un conductor de motocross acróbata que se dedica a hacer un peligroso espectáculo en un circo ambulante que va cruzando Estados Unidos. Allí vemos como se reencuentra con con Romina (Eva Mendes), una mujer que conoció el año pasado en su anterior visita al pueblo de ella, y al parecer dejó embarazada.

Desde el inicio de la cinta hasta este descubrimiento no nos cuentan demasiado de este personaje, Luke, pero mediante estas pocas escenas, y los siguientes actos del acróbata de motocross, sí que nos podemos llegar a hacer una idea del tipo de vida que llevaba, y de la que quiere llegar a tener. Sabiendo que hará todo en cuanto esté en su mano para procurarle a este niño lo mejor que pueda darle, haciendo lo que sea necesario para ello.

Ideas que nos llegan a los espectadores a través de una dirección bastante buena, y sobre todo una creación de personajes excelente que empieza desde un guión que lo tiene todo pensado, pasando por una interpretación y diseño de vestuario muy logrados, llevándose la palma obviamente, Ryan Gosling, un actor que transmite muchísimo con la mirada, y que realiza representaciones muy de la vieja escuela.

Eva Mendes no se queda muy atrás y le da la replica de forma muy solvente. Pero a un nivel intermedio estaría Ben Mendelsohn con su personaje de Robin, interpretando al compañero de fechorias y amigo de Luke de forma muy convincente.

No siempre es así, pero cuando se trata de películas corales o con diferencias de capítulos muy marcados, se corre el riesgo de que unas te parezcan más interesantes que otras.

En este caso, la segunda parte del filme nos lleva hasta Avery Cox (Bradley Cooper) un policia que después de convertirse en un héroe local es testigo de la corrupción de su departamento y empieza a luchar contra ello desde dentro. Aparte de ser una trama menos interesante y mucho más manida, este segmento carece de la buena dirección que estábamos visionando, incluso llega a tener cortes extraños donde no somos demasiado conscientes del devenir de algunos de los personajes.

Por suerte el bajón no es demasiado grande, el ritmo sigue siendo bueno y sigues interesándote en conjunto por la historia. Tras esto, somos testigo de la última parte de la trama que une el conjunto de la misma, con un increíble Dane Dehaan (visto en Chronicle, reseñada aquí) quien protagoniza los mejores momentos de dicho segmento, tanto por su personaje como su actuación. Desde luego se está convirtiendo en un valor en alza, acompañado por un correcto, sin más, Emory Cohen.

En conjunto es una película muy interesante alejada del popularísimo de Hollywood.

Mi nota totalmente personal: 7.7/10

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