Basada en la novela Coogan's Trade de George V. Higgins, la pelicula trata sobre un mafioso listillo, Johnny Amato, que decide contratar a dos yonkis para atracar una timba de poker que organiza Markie Trattman, interpretado por Ray Liotta, el truco está en que hace año, Trattman atracó una timba que él mismo organizaba, y lo confesó entre risas en petit comitè de gente de confianza, con lo que el primer culpable iba a ser él mismo.
A esta película yo fui sin saber absolutamente nada de la trama, tan solo tenia conocimiento de un par de posters que había visto por internet, y del protagonismo de Bradd Pitt y el gran James Gandolfini, es más, el estreno de la misma me pilló por sorpresa totalmente.
La historia tiene prácticamente todo lo que a mi me suele gustar, criminales de bajo nivel, atracos, protagonismo coral, y muchas conversaciones, y la mayoría tratan de nada.
Sí tuviera que definirla, diría que la película es como un capitulo de los Soprano, con un toque de Tarantino, aunque en un par de escenas ese toque se convierte en un poco Guy Ritchie, pero sin llegar a desfasar tanto como el londinse exmarido de Madonna, sobre todo en una conversación que mantienen los yonkis que llega a hacerse un tanto eterno, puesto que el director, utiliza una infinidad de planos subjetivos aparte de relentizar el dialogo para intentar que veamos el punto de vista del personaje que lleva alta dosis de distintas drogas en el cuerpo.
Dicha escena y una en la que hay varios fallos de raccord con las bebidas de los protagonistas, son lo únicos puntos negativos de la película, que me ha resultado maravillosa.
Los personajes entran y salen, la trama va avanzando conforme estos van hablando, lo bueno es que no te repite datos, con lo que el espectador va colocando pequeñas piezas de un puzzle que vamos gozando conforme lo vamos viendo completo, todo ello aderezado en todo momento con discursos políticos de Georgo W. Bush y Barack Obama, un detalle, que poco en principio poco aporta, pero queda muy bien, ya hacía el final entendemos el por que de la inclusión de los mismos.
Aparte del guión, los puntos fuertes de la película son: el reparto y todas las escenas que comparten Bradd Pitt y Richard Jenkins (actor al que conocí al ver The Visitor, y desde entonces soy un gran fan).
Richard Jenkins interpreta a una especia de abogado que lleva los intereses de un grupo de personas, nunca llegamos a saber quienes son o a que se dedican, y contrata a Bradd Pitt para que solucione todo, todas las conversaciones banalizan de una forma desternilante, sin perder la seriedad, eso es lo que las hacen hilarantes, todo el tema de la mafia, como si un negocio real se tratará.
Brad Pitt, como siempre, está estupendo, uno de mis actores favoritos, y uno de los más inteligentes, junto a George Clooney, siempre ha sabido mezclar sus películas más comerciales, con proyectos arriesgados y personales, un hombre que en vez de explotar su fama de chico guapo, ejem, ejem, Matthew Mcconaughey, siempre le ha importado poco su aspecto, ya desde muy joven ha aceptado papeles tan estrambóticos como los de Kalifornia, 12 Monos o Snatch, siendo él quien le pidió a Guy Ritchie tener un papel y rebajar su sueldo todo lo posible dentro de la producción.
Su personaje, Jackie Cogan, entra en la lista de los muchos que ya tiene que guardaremos en la memoria con un buen recuerdo.
El tercero en discordia, James Gandolfini, en su linea, con una presencia impresionante, y con un personaje con ciertas similitudes con Tony Soprano, putero, alcohólico, pero al contrarío de este, aquí es un pobre hombre sin suerte, que no puede centrar su cabeza en lo que hace, y nos regala varios monólogos sobre nada.
Sobre Ray Liotta no puedo añadir demasiado, aparece poco y no molesta, en cierta manera incluso le da caché a su personaje.
En definitiva, una de las grandes sorpresas de la temporada, cualquiera que disfrute con el genero, saldrá con una sonrisa del cine.
Mi nota totalmente personal: 8.3/10
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